Artículo de Germán Rodas Chaves para Diario El Comercio*
Una vez convocadas las elecciones a fin de escoger al nuevo Presidente de la República, las fuerzas políticas se organizaron para la participación correspondiente. Empero, en algunos sectores –especialmente estudiantiles- hubo reticencia a involucrarse en la actividad electoral, debido a los desengaños políticos acumulados y al cuestionamiento de las candidaturas que se avizoraban en el plazo inmediato.
Las circunstancias referidas se constituyeron en los antecedentes para que en 1967 –medio siglo atrás exactamente- se fundara el Movimiento Agnóstico Democrático Independiente, MADI, con la activa participación, entre otros, de los dirigentes estudiantiles Milton Burbano, Edmundo Mancheno, Eugenio Cabrera, Carlos Ordoñez, Walberto Villacrés, Luis Torres, Rubén Uchuari, Alejandro Sigüenza, quienes impulsaron la idea de participar en los comicios con la particularidad de proponer una candidatura que ofertara cualquier despropósito en el ánimo de llamar, de esta manera, la atención de los ecuatorianos e ironizar los contextos eleccionarios.
La realidad descrita ocurrió luego del periodo de la dictadura militar que vivió el país en la década de los años sesenta (1963-1966) y de los acontecimientos que para superar dicha etapa dieron cabida a los gobiernos de transición a la democracia y por lo tanto al régimen de Clemente Yerovi (1966), quien ejerció el poder por decisión de “los notables” del país en un tiempo necesario que permitió la organización de una nueva Asamblea Constituyente que encargó, a su vez, el poder a Otto Arosemena Gómez (1966-1968) con el compromiso de convocar a elecciones presidenciales en 1968.
Entonces, cuando se iniciaron los preparativos para el proceso electoral los organizadores del MADI resolvieron –como queda dicho- hacer de ese proceso una tribuna desde la cual decirle al país que la política tradicional ya no debía tener espacio y que era menester propiciar un salto cualitativo en esta materia. Para tal efecto propusieron la candidatura Presidencial al profesor Eusebio Macías Suarez, quien entonces ejercía la docencia escolar en algunos establecimientos particulares de la ciudad de Guayaquil.
La candidatura Vicepresidencial fue ofrecida, en principio, a un personaje manabita –peluquero y poeta- de apellidos Molina Navia quien puso en apuros a los dirigentes del MADI cuando repentinamente declinó su candidatura, debido a lo cual los jóvenes estudiantes convencieron a Nelson Freire, transportador de los rollos de las películas de cine que se exhibían en la ciudad de Quito, para que asumiera la candidatura Vicepresidencial.
Constituido el binomio se planificaron las visitas a algunas de las ciudades del país. Macías en su precampaña electoral efectuó algunos recorridos en bicicleta, es decir de la misma manera como había actuado en otras campañas suyas, pues ya había participado en algunas elecciones locales anteriores. En esas otras oportunidades no había contado con auspicio alguno y todo su empeño electoral –que dejó escapar más de una sonrisa- había devenido a costa de su propio esfuerzo.
La participación de 1968 fue diferente para Macías, debido a que los ciudadanos que impulsaron su candidatura –y que fueron agrupándose en Guayaquil, en Cuenca y en Quito- constituyeron comisiones para el desarrollo de la campaña con el apoyo de varios sectores sociales –especialmente de los trabajadores- que comprendieron que de esta manera podían incidir para abrir una ventana en la conciencia nacional saturada de toda clase de manejos inadecuados del país.
Por ello no fue nada raro que el candidato promoviera ideas fuera de toda lógica y que la sociedad festejara sus ocurrencias y de las de su grupo de apoyo. De esta manera el objetivo de alertar a la ciudadanía sobre la necesidad de corregir la conducta de la denominada esfera política había comenzado a surtir efecto. La sátira política se convirtió, en aquel momento, en un instrumento crítico frente a la realidad estructural del Ecuador.
En ese contexto, y con los objetivos referidos, Macías afirmo en sus discursos, entre otras cosas, lo siguiente: “ Para impedir la pobreza, entregaré a los hogares ecuatorianos una maquinita para fabricar billetes”; o bien “A los políticos que pierdan la elección conmigo les quitaré los derechos electorales para que no vuelvan a molestar”; también señaló que “Por el Caribe hicieron una revolución, yo también haré una aquí con el apoyo de las masas trigueñas alimentadas con arroz y menestra”. Incluso cuestionó al gobierno saliente y a las figuras políticas de ese momento -José María Velasco Ibarra, Andrés F. Córdova, Jorge Crespo Toral y Camilo Ponce Enríquez- los cuales se alistaban a la participación electoral.
Macías y el MADI no pudieron inscribir la candidatura Presidencial. Una serie de dificultades -propiciadas desde el poder y a consecuencia de la carencia de recursos- les impidió su participación en las elecciones, pero no cabe la menor duda que en el tiempo del activismo alrededor de este singular candidato, no pocas fueron las censuras que aquellos formularon a los actores del sistema electoral de aquel entonces y a los diversos entretelones políticos de los años sesenta que se convirtieron en la antesala de las elecciones de 1968 en las cuales fue triunfador Velasco Ibarra.
*Académico e Historiador.
Publicado en el Diario El Comercio. 5 de febrero del 2017.
Sección Tendencias. pp 10