Por: Germán Rodas Chaves
El Telégrafo – 17 de mayo de 2019
Tiene 88 años y en los últimos cuatro -dejando de lado todo derecho a llevar una vida tranquila- asumió responsabilidades fundamentales para la Patria. En este orden de cosas –y sin remuneración alguna- a pedido de importantes sectores de la sociedad, recibió el mandato para que, junto a otros ciudadanos, integrara la Comisión Nacional Anticorrupción, CNA, que develó en el país los graves perjuicios económicos incurridos por el régimen anterior, a propósito de la amoralidad que se instituyó en el país.
Esta tarea la asumió el 15 de mayo de 2015. En febrero de 2018, la CNA recomendó su nombre para que integrara una de las ternas que el presidente Moreno debía enviar a la Asamblea Nacional para que se eligiera a los nuevos miembros del Consejo de Participación Ciudadana Transitorio, organismo que tuvo el encargo de depurar la institucionalidad del país, asaltada por una gavilla que encubrió todas las tropelías en favor de aquellos que ejercieron el poder en el periodo correísta.
En efecto, Trujillo Vásquez fue electo por la Asamblea Nacional miembro del CPCCS-T y allí fue nombrado como su Presidente. La responsabilidad referida concluyó, formalmente, hace pocos días.
Estos dos compromisos cívicos fueron cumplidos por el doctor Trujillo con enorme entereza y probidad y deben ser resaltados, sin olvidar que, también, a lo largo de su vida una de sus pasiones fue el ejercicio de la cátedra, en cuyo contexto contribuyó de manera extraordinaria en la formación de juventudes especializadas en el Derecho. Julio César Trujillo además aportó al desarrollo de las ciencias jurídicas, acordes con el desarrollo de la historia de las ideas y el devenir histórico de los pueblos.
Su vida política –una arista fundamental en la vida de Julio César- ha dado muestras de probidad y de honestidad. Fue Diputado y Constituyente por varias ocasiones. Su raíz epistemológica en estos avatares estuvo cercana a los principios de la doctrina social de la Iglesia –de allí sus inicios en las filas conservadoras- lo que le permitió fundar una postura de acercamiento con los sectores más desposeídos de la Patria e instituir el conservatismo progresista que en su trajín vital devino, posteriormente, en una sólida y permanente identificación –manteniendo sus principios cristianos- con los intereses de los más amplios sectores sociales, lo cual se tradujo en su compromiso activo con las causas, entre otros, del FUT y de la CONAIE. Julio César Trujillo es ya parte de la historia nacional. Las páginas de seriedad y limpidez por él trazadas son una realidad que los ecuatorianos identificaremos cuando se trate de actuar con integridad. (O)
Opinión publicada en El Telégrafo: http://tinyurl.com/yyuduh2c