SEP, 01, 2013
Germán Rodas Chaves
Publicado en La Hora: https://lahora.com.ec/noticia/1101555261/memoria-de-un-saqueoe280a6
La historia de la humanidad está atravesada, lamentablemente, por la conducta depredadora de unos individuos respecto de otros. Por esta misma causa se han producido coloniajes y sumisiones y, desde luego, guerras, confrontaciones y holocaustos.
Esta realidad se ha exacerbado, además, a propósito del interés de ciertos grupos por volver suyos los recursos naturales del planeta con la finalidad de acumular ganancias y poder. En más de una oportunidad estos intereses han contado con la complicidad de los poderes criollos, esos mismos poderes que han justificado tales circunstancias a nombre del progreso y del desarrollo.
En efecto y a manera de ejemplo, en 1884 fueron convocados 14 países a una cita por los alemanes. El temario a tratar lo definieron los franceses y los ingleses. A la mesa de conversaciones, además de los países referidos, llegaron Bélgica, Irlanda, Portugal, los llamados Países Bajos, Dinamarca, Italia, España, Rusia, Suecia y también estuvieron, como observadores del proceso, representantes norteamericanos.
El tema de la reunión estuvo referido a la búsqueda de un sistema mediante el cual los países concurrentes pudieran distribuirse, sin disputas ni confrontaciones, las regiones y los países del continente africano que habían comenzado a colonizar años atrás, particularmente en las zonas de la cuenca del río Congo, con la finalidad no sólo de expandir los mercados, sino fundamentalmente con el objetivo de extraer, desde esta parte del mundo, las riquezas naturales que les permitiría a los europeos seguir en su vorágine industrial y comercial.
En la cita para la repartición del continente africano –a la que no fue convocada ninguna expresión cultural, social o política de aquel continente– de nada sirvió cualquier valoración sobre la historia de los pueblos dueños de esa parte del mundo. Poco importó la perspectiva de desmembrar sus etnias y atropellar sus identidades; no causó rubor el uso de la violencia, que ya se había venido orquestando por parte de los conquistadores en contra de los habitantes del continente africano, con la cual los invasores prosiguieron hasta lograr sus objetivos.
La extracción y repartición de las riquezas se volvió en el fin de la cita en Alemania, así como la distribución adecuada de las mismas se constituyó en el eje del encuentro que, también, buscó precautelar las contradicciones y ambiciones desmedidas entre los países que intentaban lanzarse al saqueo en diversas regiones del continente africano.
La inaudita y estremecedora conducta de reparticipación del África constituyó una de las partes del conflicto que años más tarde desembocaría en la Guerra Mundial de 1914.
Aquel episodio, que he recordado en estas líneas, forma parte de los tantos momentos que con idénticas características se han dado en la vida del género humano dejando huellas que aún perturban la conciencia colectiva, aquella que no puede mantenerse inmóvil frente a realidades similares que ocurren en pleno siglo XXl, cuando en medio de la vorágine por el petróleo y el agua, entre otros recursos, se pretende herir de muerte a la Humanidad.