Señor Presidente, vengo a pedirle que renuncie

Señor Presidente, vengo a pedirle que renuncie

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Artículo de Germán Rodas Chaves para Diario El Comercio

Hace 70 años, el entonces estudiante Plutarco Naranjo fue a ver a Velasco Ibarra y le pidió la renuncia en nombre de los estudiantes. “La cita ha terminado”, contestó el Presidente.

Plutarco Naranjo Vargas a finales de 1942 cursaba el segundo año de Medicina; fue la época en la cual se convenció, como tantos miles de ecuatorianos, que era indispensable promover una alternativa político-electoral que sucediera al Gobierno de Arroyo del Río, quien llegó al poder mediante fraude en las elecciones de ­septiembre de 1940.

La determinación del joven Naranjo formó parte del sentimiento de los más amplios sectores sociales del país. Debido a ello impulsó en la universidad, junto a otros relevantes militantes socialistas -a cuyas filas perteneció Plutarco desde 1939 hasta el final de su vida- la idea de optar por el apoyo a Velasco Ibarra, el mismo que desde el exilio convocó a los diversos sectores del Ecuador para construir una propuesta polí­tica diferente a la del arroyismo. Corría el año de 1943.

Así, muchos jóvenes universitarios se organizaron para estimular la candidatura presidencial de Velasco Ibarra. De alguna manera se puede afirmar que los núcleos universitarios asumieron la iniciativa de lo que luego fue una especie de convergencia nacional para confrontar al desgobierno de Arroyo del Río, lo cual aconteció, finalmente, mediante la organización de Acción Democrática Ecuatoriana, constituida en el propio año de 1943.

El año de 1944 se inició con la decidida movilización estudiantil universitaria a favor de Velasco Ibarra, al calor de las protestas en contra del llamado Protocolo de Río de Janeiro, suscrito por el arroyismo dos años atrás.

La crisis política y económica precipitaron, en el mismo año de 1944, lo que se conoce como ‘La Gloriosa de Mayo’, cuyo momento de mayor trascendencia ocurrió el 28 mayo, en medio de una movilización que expulsó del poder a Arroyo del Río.

La insurrección puso en el gobierno a Velasco Ibarra. Muchos han hablado de este episodio como la ‘Revolución de Mayo’ que, con el paso del tiempo, ha dejado la comprensión de que dicho proceso se constituyó, paradójicamente, en la “revolución que no fue”.

De esta realidad, es decir del engaño del populismo velasquista que no quiso poner en marcha el modelo de cambios radicales que ofreció al país, se dio cuenta, prontamente, el talentoso joven Plutarco Naranjo -quien llegó a ser Presidente de las Academias de la Lengua, de Historia, de la Medicina; Premio Nacional Espejo; dirigente político; Ministro de Salud; diplomático, docente universitario, autor de una bibliografía extensa y uno de los más importantes científicos de la región- al constatar que las prácticas y políticas del régimen instaurado en 1944 fueron distintas a las que se comprometió cuando sedujo a las izquierdas en medio de eslóganes como que “tenía el corazón a la izquierda”.

En el momento en que las izquierdas advirtieron “la traición” y cuando, adicionalmente, se percataron de que la nueva Carta Fundamental -redactada por la Constituyente que fue convocada el 1 de junio de 1944 y que terminó sus labores debido a las presiones del Gobierno en marzo de 1945- solamente quedaría en un conjunto de declaraciones de notorio contenido social, mientras su parte orgánica sería interpretada conforme los intereses del poder, el desencanto y la frustración comenzaron a invadir a esta corriente política, algunos de cuyos partidos se alejaron de la colaboración en el mes de marzo de 1945.

Y fue mucho más dramática la situación de las izquierdas al constatar que importantes sectores sociales, constituidos en ese período, comenzaron a ser divididos desde el Gobierno que además inició, al propio tiempo, la persecución selectiva en contra de algunos de sus dirigentes políticos.

En 1945, ante la realidad descrita, el dirigente estudiantil Plutarco Naranjo promovió la realización de un encuentro de universitarios. En dicho evento, Naranjo propuso que este cónclave estudiantil le solicitara a Velasco Ibarra, por escrito, la renuncia a sus funciones presidenciales, por haber traicionado a los intereses de los estudiantes y del pueblo.

“Pedimos, inmediatamente a la finalización del encuentro universitario, una cita con la Presidencia de la República. Fuimos una delegación de estudiantes. Se permitió el paso a tres delegados. Nos recibió el presidente Velasco y el ministro de Gobierno Guevara Moreno. Entonces efectué una breve intervención y entregué a nombre de los estudiantes una carta solicitándole la renuncia al Presidente. El sobre lo recibió el Ministro de Gobierno. Velasco dijo apenas terminé mi intervención: la cita ha concluido….” (testimonio de Naranjo, registrado en grabación, el 16 de junio del 2005, por el autor de este artículo).

Se cumplen en este 2015 70 años del pedido de renuncia de Plutarco Naranjo a las funciones presidenciales de Velasco Ibarra. Una página histórica que denota entereza en la defensa de los principios y de las convicciones y que nos recuerda la frase martiana: “El verdadero hombre no mira de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber”.

**Miembro de la Academia Nacional de Historia del Ecuador y de la Asociación de Historiadores Latinoamericanos y del Caribe. Ha trabajado en estudios referentes a la obra de Plutarco Naranjo Vargas.

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