Una historia que estruja el alma

Una historia que estruja el alma

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ABR, 05, 2009

Germán Rodas Chaves

Publicado en La Hora: https://lahora.com.ec/noticia/860094/home


El premio Nobel de Literatura del 2008, el francés Gustave Le Clézio, inició su brillante carrera de escritor en la travesía que hiciera en barco a Nigeria cuando su familia se trasladó a vivir en dicho país. Tenía entonces alrededor de 10 años.

Desde entonces, muchos de sus textos fueron adquiriendo la calidad y la calidez que, posteriormente, harían del escritor nacido en Niza uno de los gigantes de la literatura universal.

Los latinoamericanos al recorrer los renglones de Le Clézio, particularmente aquellos que fueron producidos a propósito de su larga estancia en México, somos fácilmente atrapados en su lectura, pues es notoria en ellos la aprehensión de un mundo que no es lejano para nosotros. Aquello me ha ocurrido con la lectura de su libro ‘Diego y Frida’.

Ciertamente que cada vez que intento un reencuentro con Diego Rivera y Frida Kahlo (porque tal visita a estos personajes me es obligada de tiempo en tiempo) llego a la cita convocado desde varias subjetividades.

Por un lado, perplejo frente a aquella historia de amor que estruja el alma, tanto por su complejidad como por sus paralelas y equidistancias que violentamente suelen difuminarse en el horizonte para formar círculos concéntricos llenos de energía y vitalidad que, a su vez, son antesalas de nuevas diásporas.

De otra parte, redimensionando cada vez más la calidad del arte que profesaron tanto Frida como Diego -más allá de la asimetría que sus escuelas de expresión plástica reflejan y que sus experiencias vitales denotan al extremo de imprimir huellas disonantes entre sí en cada uno de sus trazos-, y, además, atravesado por la nostalgia de redescubrir su entrega a una militancia de izquierda que les condujo a confrontar con el orden establecido y a ser víctimas de un mundo anclado a la tragedia de no reconocer el cambio, la igualdad ni la solidaridad.

Sí, solidaridad, porque aquello ocurrió en el momento en que Frida y Diego favorecieron la presencia de Trotski en suelo mexicano, cuando fuera víctima de toda persecución proveniente del dogmatismo estalinista. Todo lo afirmado, como si fuese poco, en medio de la irreverencia a un modelo social y cultural que les fue permanentemente caduco a esta pareja que supo vivir la vida a plenitud, lejos de toda fachada que intentó condicionarles sus talentos creadores en los escenarios de la vida.

Frida y Diego, en efecto, fueron seres diametralmente distintos a los demás que estuvieron cerca de sus vidas. Incluso, fueron distintos entre sí con la especificidad que habiendo advertido tal fenómeno tuvieron el talento para procesarlo creadoramente.

Sus particularidades nos han impactado siempre. Confieso que a mí me han subyugado permanentemente y, debo agregar, que con la lectura del estudio biográfico de Le Clézio he aprendido a conocerles mejor.

El Nóbel francés, con delicado lenguaje, con acertada descripción, con sujeción a la historia y al entorno de influencia de la Revolución Mexicana de 1910, nos lleva de la mano por la vida azarosa de la pareja mexicana.

Pero su fin no es precisamente repetirnos los sucesos que seguramente son de conocimiento general, sino a fin de trasladarnos a un espacio reflexivo contextualizado desde la amplia cultura del talentoso escritor que, con este texto, denota su capacidad para explorar otras características en la vida de Frida y Diego
La lectura del libro, comentado en estas líneas, ha provocado aquel fenómeno que busco en cada una de mis catarsis a propósito de transitar por los signos en rotación: Frida, Diego y el propio Le Clezio terminan entrelazados formando una conjunción inseparable.

Dato
‘Diego Y Frida: una historia de amor en los tiempos de la Revolución’ es el texto que acerca entusiastamente a los latinoamericanos al Premio Nobel 2008.