Artículo de Germán Rodas Chaves para Informe Fracto – México
El 4 de diciembre de 1811 se instaló el “Soberano Congreso de Quito” compuesto por 18 miembros, en representación del Cabildo, del clero, de las ordenes religiosas, de la nobleza, de los barrios de Quito y de las poblaciones de Ibarra, Otavalo, Latacunga, Ambato, Riobamba, Guaranda y Alausí. El Congreso en referencia, asimismo, el 11 de diciembre del mismo año, declaró la independencia del Estado de Quito frente a España.
Adicionalmente, este mismo Congreso Constituyente, el 15 de febrero de 1812, promulgó la Constitución denominada “Artículos del pacto solemne de sociedad y unión entre las provincias que forman el Estado de Quito”.
Las deliberaciones del Congreso de Quito se produjeron en el contexto de abiertas confrontaciones entre quienes defendían los intereses de la metrópoli y quienes las combatían. Tal contradicción provocó que los criterios divergentes y de confrontación se expresaran en posiciones extremas y radicales.
En efecto, los seguidores de Carlos y Pedro Montufar, quienes fueron denominados montufaristas, habían expresado la validez histórica de la independencia frente a España, no obstante, al mismo tiempo, señalaron la conveniencia de seguir fieles a Fernando Vll. De otro lado, la “bancada congresil”, conocida como la de los “Sanchistas”, adhirió y defendió la propuesta del marques de la Villa de Orellana, Jacinto Sánchez, quien reclamó la independencia integral frente a España y de sus Reyes y propugnó un gobierno Republicano, formulando, de esta manera, una actitud de absoluta ruptura con el coloniaje.
La circunstancia descrita expresó una confrontación trascendental entre los monárquicos y los republicanos, realidad que debe ser valorada en su dimensión histórica, pues estuvo atravesada no sólo por intereses y reacomodos internos, sino por una carga ideológica de enorme significación que denotaba, de una parte, la adhesión a las ideas de cambio y, de otro lado, la presencia de composturas conservadoras.
Tal fue el denuedo en la confrontación, que los llamados Sanchistas abandonaron el Congreso de Quito y se instalaron en otra localidad, en la Latacunga, desconociendo el Pacto Solemne y al Gobierno. Luego, con un ejército al mando del cubano Francisco Calderón avanzaron hacia Quito con el objetivo de imponer sus ideas.
La confrontación entre las fracciones señaladas favoreció, finalmente, para que las tropas realistas –movilizadas desde Santa Fe de Bogotá y desde Lima- retomaran el control de las diversas regiones que habían adherido a la propuesta y a las determinaciones emanadas en el Congreso de Quito.
En suma, las contradicciones de los Patriotas fueron aprovechadas para debilitar y, luego, derrotar al movimiento libertario. En este entorno llegó el fin de la “Revolución Quiteña”, ciudad símbolo de esta lucha, a la que las tropas encargadas de impedir la independencia la reconquistaron el 8 de noviembre de 1812.